Para llevar a cabo esta composición, el autor tuvo como base algunos trozos de obras anteriores, escritas como música para teatro (obras de Jaime Silva y de Isidora Aguirre), así como un conjunto de poemas escritos a comienzos de 1968, como resultado de un largo viaje por Iquique (norte de Chile) y sus alrededores. El capítulo especial dedicado a la matanza de
Esta Cantata Santa María marca el resultado más logrado en un género de obras, anteriores y posteriores a esta, que se ha denominado en Chile y en América Latina, "cantata", precisamente por el modelo que ha establecido esta obra. La idea central es la de unir ritmos folklóricos nacionales con una música de mayor elaboración, dando lugar a un género intermedio entre lo popular y lo culto. Ella conserva además el carácter dramático de la escencia de la cantata clásica, aunque en este caso la acción que se musicaliza está relatada y no cantada(recitativo). Eso permite un mayor realismo en el relato y una mayor atención prestada al carácter dramático de la música. Este género abrió un horizonte insospechado al desarrollo de la música popular en Chile y en el continente, pero además, permitió establecer un nuevo puente entre los músicos doctos y los músicos populares, sentando así las bases de una nueva música que, sin dejar de ser popular en el sentido de la amplia difusión, no renuncia a propósitos artísticos más ambiciosos.
Esta conserva las arias y coros cantados, los trozos instrumentales de la cantata clásica. La orquestación está escrita para instrumentos folklóricos, agregando a ellos un violoncello y un contrabajo, y conservando la alternancia entre coros y solistas. La obra, de gran factura expresiva, utiliza en forma original la armonía clásica romántica, creando efectos climáticos de gran impacto emocional. Introduce además eficaces contrapuntos, logrando un sentido de unidad composicional rara vez logrado en obras de este tipo.
La obra se estrenó en julio de 1970, en el Teatro